En la medida que hemos ido avanzado en los artículos, vamos descubriendo la maravillosa conexión que ocurre en nuestro organismo y como la adecuada o inadecuada fusión de esto genera salud o enfermedad. Definitivamente el mejor ejemplo de trabajo en equipo es el cuerpo humano, nada pero absolutamente nada, está aislado.

Soy Juliana Sierra, médica y fundadora de la Clínica Oxivida, en esta oportunidad quiero abordar las bases de la vida humana, es decir, quiero explicar cómo logramos funcionar internamente como una red, y qué podemos hacer, para mantenerlo de esa manera.

El cuerpo humano hace parte de una clasificación que se conoce como seres biológicamente complejos, en “carta blanca”, significa que estamos vivos, en constante movimiento, dependemos de múltiples funciones y generamos múltiples reacciones (bioeléctricas, bioquímicas y biofísicas), todo en el mismo momento y en mismo lugar, entonces es la armonía en esos movimientos lo que nos permite estar sanos. Ese movimiento empieza en el mundo microscópico… ¡si!, es adentro de nuestras células dónde la vida empieza, en la mitocondria.

Estoy segura que esa palabra nos lleva al colegio donde en 5to o 6to grado nuestra profesora de ciencias nos mostraba la célula y sus partes. Cuando llegábamos a la mitocondria todos respondíamos que su función es producir energía y pasábamos al siguiente órgano, sin entender qué, es esa producción de energía la que garantiza la vida y no cualquier vida, sino una buena vida.

Para poder producir la suficiente electricidad celular es indispensable que dos sustancias lleguen a la mitocondria: el oxígeno y los nutrientes.

El oxígeno que respiramos debe llegar hasta la mitocondria y ese es el único órgano que tiene la capacidad de transformar el oxígeno en energía para vivir. Lo hace por medio de una fusión entre oxígeno y otras moléculas provenientes de la alimentación, entonces el primer paso para mantener la armonía corporal es mantener una adecuada respiración celular.

¿Cómo logro garantizar una adecuada oxigenación celular?

El primer paso es respirar bien. Sí, yo sé que parece obvio, pero es el primer error que cometemos. Respirar bien significa realizar una respiración abdominal, una respiración profunda.

Lo segundo es consumir los nutrientes que ayudan a ingresar ese oxígeno a nuestras mitocondrias, dentro de ellos está la Vitamina C que por su gran versatilidad, voy a ampliar un poquito más de ella.

¿Cómo funciona la Vitamina C?

Conocida en el mundo científico como ácido ascórbico, es una vitamina a base de agua que los mamíferos (de los cuales hace parte el ser humano) no tenemos la capacidad de producir de manera endógena, entonces requiere ser consumida o aplicada.

Cuando la Vitamina C ingresa a nuestro cuerpo, genera múltiples beneficios, pero el más importante de todos es ser un cofactor para que el oxígeno entre más fácil y rápido a la mitocondria. Esta es una de las razones por las que a nivel médico la Vitamina C es ampliamente usada, ya que al estar en una adecuada cantidad el oxígeno llega más fácil a nuestras células, garantizando una adecuada producción de energía y por ende, el adecuado funcionamiento de nuestras células.

Pero… ¡ojo! que, el punto más importante de esta reacción es el oxígeno, por tal motivo cuando la adicionamos con técnicas como la oxivenación indiscutiblemente generamos una de las mejores sinergias terapéuticas.

Otro de los beneficios más conocidos de la Vitamina C es que es un excelente antioxidante. Esto significa que tiene la capacidad de neutralizar los radicales libres de oxígeno, sustancias que el cuerpo produce cuando hay una respiración celular insuficiente. Para ser menos técnicos, esto significa que tiene la capacidad de neutralizar sustancias que por una mala oxigenación en nuestra mitocondria, se incrementan y son altamente dañinas para nuestro cuerpo.

Esta es la razón por la cual buscamos la Vitamina C para mejorar el sistema inmune, y es bastante importante en enfermedades como: el cáncer, las patologías autoinmunes, el dolor o en enfermedades respiratorias crónicas. Sin embargo, en estas condiciones de salud es tan importante recuperar la oxigenación celular como el antioxidar.

Otras propiedades de la Vitamina C es la capacidad de mejorar la producción de colágeno y elastina, sustancias necesarias para la adecuada función de los músculos y las articulaciones; definitivamente la Vitamina C tiene grandes usos desde el ámbito médico, y sus efectos dependen de la dosis aplicada o consumida.

¿Dónde está la Vitamina C?

Como lo expliqué, en los párrafos anteriores se requiere tener un consumo exógeno ya sea porque la consumamos a través de los alimentos o suplementos o a través de sueros inyectables.

Dentro de los alimentos que contienen buena cantidad de Vitamina C, se encuentran: el brócoli, la coliflor, el pimentón, las frutas cítricas, la guayaba, los frutos rojos o el kiwi. Desde la suplementación o la aplicación de sueros, la dosis depende de las condiciones individuales de cada paciente.