Hola, me llamo Juliana y mi mayor don es sanar, tengo la capacidad de ver rápidamente lo que les pasa y necesitan las personas. Eso lo supe en mi internado, donde por alguna razón mis diagnósticos certeros y oportunos salvaron varias vidas y empecé a tener esa fama entre mis colegas, que me decían sorprendidos: “usted es la propia para encontrar tapados”.
Diagnosticar es muy fácil para mí. Soy muy intuitiva, muy académica, muy rigurosa y amo lo que hago. He descubierto que esa mezcla es maravillosa para mi profesión.
La medicina ha sido siempre mi pasión. Todo comenzó a los 7 años cuando conocí a la primera persona que me cambió la vida: un médico bioenergético. Gracias a él pasé de ser una niña asmática severa llena de ojeras y a la que hospitalizaban cada 15 días, a ser una niña feliz que ya no se sentía limitada para jugar y hacer lo que quería.
Luego sucedió el evento más importante de mi vida y que es la razón de ser de OXIVIDA. En el año 2013 a mi mamá le diagnosticaron cáncer hepático avanzado, ella no era candidata para ningún tipo de tratamiento curativo, la opción fue una quimioterapia oral que le daba 4 meses y medio de vida.
Ella no toleró la medicación y decidió abandonar el tratamiento. Mi madre era el ser que más quería en el mundo y yo sentía que como médica no podía ayudarla. ¡O eso creía yo!…

Para aquel entonces yo ya había empezado a trabajar con terapias complementarias y decidí tratar a mi mamá con Oxivenación. En tan solo un mes, ella no solo había recuperado 10 kilos, sino sus ganas de