El estrés, por qué es necesario en nuestras vidas. 

El estrés, ademas de ser una de las enfermedades más comunes del siglo XXI, en Colombia particularmente estamos viviendo unos meses de mucho estrés y preocupación por la situación política, social y laboral post-pandemia

No podemos evitar los problemas sencillamente porque hacen parte de la vida pero si podemos hacer pequeños cambios y ajustes en neustras hábitos y formas de pensar para darle un manejo adecuado y minimizar la carga de estrés. Es por ello, que en este artículo queremos abordar este tema desde algunas soluciones que proponemos para lograr controlarlo.

¿Cómo saber si lo que estoy sintiendo es realmente estrés y no otra cosa?

La palabra “estrés” se ha venido utilizando durante la última década de una forma amplia atribuyéndole la culpa de todos o casi todos, los problemas de salud. Es más, sin miedo a equivocarme, me atrevo a decir que, en más de una consulta médica, el galeno que tenemos al frente ha responsabilizado a esta condición como la causante de todos los signos y síntomas de su paciente, con muy pocas herramientas para solucionar esta condición.

Quiero ser realista y es que… ¿cuánto sabemos que es lo que es el estrés exactamente?. Con seguridad no lo sabemos, y por esta razón también nos creemos esas falsas ideas o técnicas de eliminación del estrés como la solución a nuestros problemas de salud y de la nuestra vida, incluso perdemos nuestra capacidad de discernir al momento de buscar ayuda.

Estrés, una herramienta evolutiva.

Primero, tengamos un sentido y orden a las cosas. El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante las amenazas de supervivencia, es provocado por una hormona que se llama el cortisol, que al ser secretada por nuestro organismo nos prepara para la reacción ya sea de defensa o de huida.

Cuando el cortisol entra en nuestro organismo el  corazón  late  mas rápido, respiramos más rápido, nuestros músculos se contraen y nuestro cerebro entra en modo de alerta porque es importante conservar la vida; ¡así  es, señor  lector o paciente!, el estrés es la herramienta evolutiva que nos ha permitido llegar como raza humana hasta estos tiempos, entonces querer desaparecer al estrés, es pretender quitar esa alarma de nuestro cuerpo que nos indica que algo nos importa y que lo queremos conservar.

Estrés prolongado.

Mantener un nivel de estrés prolongado con más frecuencia, se convierte en algo muy  perjudicial para nuestra salud ya que desgasta de manera muy importante a nuestro organismo, entonces los que necesitamos lograr es armonía y balance.

Contrario  al  mito urbano  el  estrés va  mas  allá  de un tema emocional,  es verdad que hay múltiples factores no emocionales, que generan una elevación del cortisol en el  organismo, y pasa mas frecuente de lo que creemos,  esto significa  que aunque  estamos  en la playa, con el mejor atardecer, sin celulares, jefes o cargas o responsabilidades  emocionales (es pocas palabras, el amiente más tranquilo que te puedas imaginar), internamente estamos secretando cantidades alarmantes  de cortisol.

Esto pasa por varias razones:

Algunas alarmas de estrés.

Siendo así, empezar a detectar a tiempo que nuestro cuerpo está con cargas elevadas de cortisol es importante para prevenir el desarrollo de enfermedades secundarias a esta condición, y algunos de estos signos son:

Cuando detectamos esta condición en nosotros, los pequeños cambios en nuestra forma de vida hacen grandes impactos. En este punto los primeros pasos a seguir son acciones sencillas, pero requieren compromiso y convertirlas en hábitos saludables de vida.

Empecemos por un paso a la vez, un momento a la vez y un problema a la vez, por mas obvio que parezca a la hora de la práctica no parece que esta capacidad de poner prioridades y ordenar los asuntos sea tan común o fácil de lograr, así que empieza por tener enfoque, estar presente en esa conversación o reunión, haz tu mayor esfuerzo por acallar ese “lorito interior” que constantemente esta recordándote o distrayéndote de lo que estas haciendo, que por escucharlo, ni haces lo que puedes y tu cabeza empieza a pensar en cosas que tal vez ni si quiera lleguen a pasar.

Tiempo para inspirar.

Necesitamos tener más tiempo para inspirar. Es importante hacer pausas en nuestra vida y en nuestro día, que no requieren ser mucho tiempo, pero si empiezas a darte ese espacio donde inspires y sueltes el aire, por 10 ciclos una vez al día, vas sentir la diferencia, en mi concepto es mejor hacerlo en la mañana, sin embargo esta herramienta puede ser usada en cualquier momento, y si lo que necesitas es una ayuda para dormir, alargar la expiración es de gran utilidad.

Conéctate con la naturaleza, busca por lo menos una vez a la semana la posibilidad de escaparte de la ciudad y observar un atardecer rodeado de naturaleza, caminar descalzo por lo menos 5 minutos al día es de gran valor.

La vida es para vivirla, no solo para trabajar o tener rutinas, así que construye momentos que te llenen el corazón de alegría y de razones para estar agradecido, da amor sin reservas, ríete mucho a carcajadas, ríete hasta con el hígado.

Y  si, a pesar de estos cambios tu cuerpo, sigues sintiéndote mal,  busca ayuda, pero  de un profesional idóneo y/o especialista porque como dice el dicho: “zapatero  a tus zapatos” y cuando se trata de nuestra salud, debemos agotar buscar ayuda de expertos en la patología que nos recomienden terapias y tratamientos rigurosos porque además, existen múltiples herramientas alternativas como: la acupuntura, la auriculoterapia, las técnicas de oxigenación celular o la alimentación, que pueden ayudar de manera importante, pero requieren de un adecuado conocimiento para ser aplicadas. 

A diario llegan pacientes con niveles y cargas emocionales muy fuertes de preocupación y durante nuestro primer acercamiento siempre les decimos lo mismo: “Haz una pausa, calma, respira y cuéntanos qué y cómo sientes”. Solo cuando la persona empieza a hablar, podemos saber exactamente que es lo que sucede. Agenda una primera cita de evaluación con nosotros para escucharte y ayudarte a sanar con amor, del estrés o de la causa de tu dolor.